27.5.09

Serenata

3 comentarios:

  1. canto al pie de tu ventana, paque sepas que te quiero. tu a mi no me quieres nada, pero yo por ti me muerooooooooo!!! jajaja te adoro grace

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  2. También se llama serenata, es para tu foto.


    Con los dedos doloridos, un nudo la garganta... llegó a su ventana. Intentó una primera nota. Falló. El segundo intento estuvo mejor, un bemol, un Si bemol. Nada grave, podría enmendarlo en el siguiente acorde, quizá un adorno de la guitarra y nadie lo notaría, nadie.

    Diecinueve años, ella veintitrés; la conocía de vista nada más y nada más le faltaba para enamorarse, Eugenia se llamaba, o al menos eso le dijo el tendero. Nada más que cuatro años le llevó aprender a tocar guitarra y reunir valor. Armó un repertorio y cada fin de semana tachaba una o dos, porque algún otro imbécil ya había tocado para ella, desastrosamente, las canciones más románticas de la historia.

    Había escrito:

    Noches largas y serenas
    sentado frente a tu balcón
    de las once hasta las dos
    de las once hasta las dos...

    Alguien le dijo que eso era plagio, pero no le importó, se sentía escritor (peor), cantautor y no veía, ni siquiera sospechaba que Eugenia, que así se llamaba, rechazaba noche tras noche, serenata, tras serenata a apuestos, fornidos, y deliciosos intérpretes nada más porque sí, porque no quería mostrar el corazón.

    Ya estaba ahí. No podía retractarse ahora que ya había llegado al segundo acorde, nunca vio titubear a ningún pretendiente, ¿qué iba a pensar Eugenia?, ¿qué iba a pensar? Tercer acorde... ni pienses en correr, ahora que te ha fallado la voz por tercera ocasión, ¿qué pretendes, correr? cuarto, quinto... demasiado tarde. Segunda vuelta, el coro, eleva la voz... uno, dos, ¡ahora! bien, sigue, la tercer vuelta y cierras bajo, no falles, no falles... perfecto. Ahora silencio, prepara la siguiente canción, afina la Si... un, dos, ahora.

    ¿Quién anda ahí? serenata, otra vez... ¿Cuándo entenderán que ni Julieta, ni Eugenia, ni Ariadna viven aquí? Estos chamacos, no saben siquiera amarrase los zapatos y ya pretenden serenata, y lo peor, a la casa equivocada...

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